Hay algo en esta fotografía que siempre me atrapa y que vuelve a transportarme a decenas de referencias propias.
Estos niños —en una ciudad indeterminada de Japon a principios de los 50—observan una función de guiñoles en papel que transcurre sobre el portaequipajes de una bicicleta. Las fotografías de este catálogo de Werner Bischof, que me acompaña desde hace décadas, me han inspirado dibujos, cajas y collages.
El grupo de niños, además, siempre me hace pensar en la fotografía de A. Eisenstaedt, de 1963, en la que otros niños, en Paris esta vez, reaccionan ante el malvado Dragón del guiñol en el parque Montsouris.
Tan lejos, tan cerca (dicen)
Louisa Merino,13 julio 2015